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Junior y un festival de cachetadas a su hinchada

En un partido que se vivió como una pesadilla de principio a fin, Junior cayó derrotado 4-0 ante Unión de Santa fe e hizo volar en mil pedazos la ilusión de los hinchas ‘rojiblancos’ de luchar por un título internacional, algo que han pedido con mucha insistencia en las últimas temporadas. Desde el primer minuto hasta el último, Junior se vio superado por un conjunto ordenado, efectivo, que supo golpear en los momentos cruciales para no poner en duda su gran presentación.

Con un apoyo efervescente desde las tribunas, Junior salió dispuesto a darle una alegría a su hinchada. Tenía todo a su favor, hasta la primera opción de gol. Sin embargo, en uno de esos momentos a los que el ‘tiburón’ nos tiene acostumbrados, Unión pegó primero con un gol tan extraño como increíble: el balón pegó en Omar Albornoz, se elevó y se anidó en el arco de Sebastián Viera, que nunca supo en ningún momento por donde venía el balón, lo mismo que Gabriel Fuentes. Ambos se miraron las caras desconcertados, mientras los argentinos celebraban.

La gente entendió que estos golpes suceden, así que hicieron como si no hubiese pasado nada. Siguieron alentando a pesar del marcador en contra. Al minuto 22 llegó la gran oportunidad para resarcirse: falta en el área y penal. Al cobro Miguel Borja, ¿quién otro si no él? Todo el mundo se levantó, encendieron sus celulares listos para grabar el momento. Pero el destino tenía otros planes: cobro al centro, Santiago Mele ataja, el balón se eleva y pega en el palo para luego devolverse al campo. Otra cachetada más, pero los asistentes en el Metro seguían creyendo.

Como si fuese un hilo delgado, la confianza de los fanáticos en el equipo luchaba por mantenerse. Confiaban en que el equipo se levantaría en cualquier momento, pero no fue así; Jonathan Alvez, un jugador que se ha convertido en un villano, se desligó de la marca de Didier Moreno y sacó un zapatazo que se coló en el ángulo. 2-0 en contra, y la gente no lo podía creer. La esperanza disminuía y la desazón aumentaba. Intentaron mantener la llama viva coreando el nombre de los jugadores y dando apoyo al equipo. «Faltan 45 minutos», decían.

En el inicio del segundo tiempo, la esperanza nuevamente apareció cuando Junior atacó e exigió a Santiago Mele, pero apareció una nueva cachetada: Kevin Zenón recibió una habilitación, ingresó al área y con un sutil toque dejó fuera de combate a Viera y anotó el 3-0, muy lapidario hasta ese momento. La ilusión de la gente estalló en mil pedazos y del estadio se apoderó un sentimiento de impotencia y desazón, iniciándose una lucha interna entre seguir apoyando e insultar a los jugadores.

Al final muchos no pudieron más y empezaron a irse al minuto 74, desconcertados por lo que veían en la cancha. La imagen volvió a repetirse al minuto 84, cuando muchos se levantaron de sus puestos y se retiraron. Al final, en una muestra de amor, un grueso de la hinchada empezó a cantar a favor de Junior: «es un sentimiento, no puedo parar». Como un mero hecho anecdótico quedó la última cachetada, el gol de Matías Gallegos que condenó al ‘tiburón’ al tercer lugar de la Copa Sudamericana, lo que generó vergüenza internacional.

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Victor Amariz Castro

Comunicador social y periodista de la Universidad Autónoma del Caribe, con experiencia como redactor y reportero en prensa digital y televisión. Coordinador y editor de JUNIOR A UN CLICK. Junior, River y Milan, en ese orden.

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