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Crónica de espanto: los de afuera son de palo

Por: Carlos Martínez Buelvas / IG: @carlitosmartinez703

Son las 6:55 pm del 12 de mayo de 2021, los equipos están en cancha. En los exteriores se escuchan sonidos artificiales, no hay público en las gradas, pero si una multitud en las afueras del Romelio Martínez. ¿Y la pandemia? ¿Y el distanciamiento social? Bueno, en todo caso, se juega fútbol con pandemia, sin distanciamiento, qué puede importar si a unos pocos metros del estadio hay miles de personas gritando y exigiendo, diría un desprevenido que excede en el uso del gerundio.

            Suena el himno de Colombia, pero su ritmo se opaca con los sonidos estridentes, afuera se vive una situación similar a la del mundial 78 que ganó Argentina en cancha de River, adentro se juega un partido normal como si nada ocurriera, como las crónicas de espanto escritas por Cortázar en Casa Tomada o como si se rememorara La noche de los lápices, casi cuarenta años después.

            El juego de Junior en principio, inicia con tanta intensidad como la de los sonidos y gritos que cada vez son más lamentables y grises, como los gases que destilan los buses, tan tóxicos y perjudiciales como los gases lacrimógenos. Junior continúa atacando ante la suplencia de River, se supone que, si Junior vacuna primero al rival, Pfizer los premiará con la victoria, o quizá solo aplique la primera dosis y se lo empatan, como suele ocurrir luego que Borja marque un gol, más tarde que temprano fijo queda 1-1.

            En efecto, Borja marca el gol y el panorama del partido se oscurece y no porque se haya ido el fluido eléctrico en el Coloso de la 72, sino porque los jugadores caen al suelo, otros tienen los ojos enrojecidos, el árbitro no puede ni mirar a Didier Moreno. Sin embargo, el delegado de Conmebol que charla con Biscay (Asistente de Gallardo) en todo momento, le dice al árbitro que jueguen rápido que no está pasando nada y que los de afuera son de palo y no pasa nada del otro mundo.

            El partido que de por si ya es anormal, se convierte en muy normal para Junior: jugadores lesionados, cambios obligados, malas decisiones de Amaranto, defensas regresándole la pelota a Viera, mientras Gallardo mira el reloj al finalizar el primer tiempo. Desde Pereira se anuncia que el Nacional de Montevideo no ha salido del hotel y que Conmebol puede sancionarlo si no se presenta ante Atlético Nacional, porque los de afuera son de palo, aunque parezca una crónica de espanto.

            Inicia el segundo tiempo: pasado unos minutos, Borja pide el cambio y a Hinestroza también lo sustituyen para que no le amonesten. Sin embargo, estando en el improvisado banco de suplentes, a Freddy le ponen la tarjeta amarilla y se pierde el próximo partido ante el Fluminense. Tan vergonzoso como la crónica de espanto, que se escribe en las calles aledañas, mientras los jugadores cumplen con jugar.

Junior con este 1-0 se pone en fila para la clasificación a octavos, aunque esta última oración se parezca a una frase de Fórmula 1: “Hamilton, se pone en fila y parte de octavo, parece que hoy no ganará la carrera”. En efecto, la crónica de espanto debía terminar así: gol rival en último minuto, empate 1-1 y resumiendo una noche gris que deja una enseñanza: los de afuera son de palo, aunque lo que les suceda sea una crónica de espanto.

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