James Rodríguez: un rey perdido en su laberinto
Por: Jaime Guzmán
La imagen lo dice todo. Es el blanco top de los futbolistas colombianos hoy en día para los medios informativos nacionales y algunos rotativos del país, que siguen siendo lisonjeros ante sus grandes maniobras fuera de juego, más exactamente en los entrenamientos.
Sin embargo, James Rodríguez ya no es James Bond, con su atractivo y explosivo encuentro ante el rival, y menos galáctico del balompié, pero no por dejar de ser un grande, sino por su poco amor que se tiene a sí mismo; prefiere estar en la silla, a la espera de un milagro del «Brujo» Zidane, que de su responsabilidad no tiene en absoluto nada que ver, pues Zizou, con o sin el cucuteño, ha hecho que el onceno «Merengue» siga dulce con la afición, siendo el mejor equipo y el más campeón en la historia de España. Pero James es apenas una luciérnaga en medio de su oscuridad, buscando oportunidad donde en realidad ya no la hay.
Todo el mundo le grita: ¡James, despierta! Pero no hace caso. Él prefiere ser el campeón en su conformismo, y es el ejemplo práctico y de calidad en ser el futbolista útil más inútil. El estado de confort es su imperio y sus logros son ya historia. Del presente, puntos suspensivos: pasa desapercibido ante los otros integrantes del conjunto blanco de Madrid. El cucuteño es blanco, pero de burla. Es un rey perdido en el laberinto de su imperio que el mismo ha construido.
James: eres joven, pero experto en tu recorrido. Estas aún en la flor de la edad, en la que muchos futbolistas empiezan a despegar. Con tus 29 años puedes llegar a ser cabeza de ratón… Aunque si quieres vivir de lo que edificante que fuiste, bien; serás un héroe efímero, de esos que ni en los cómics aparecería pues, para llegar a serlo, lo que se requiere más allá de inteligencia para jugar, es sabiduría y experiencia; por ello eres suplente.
Es hora de renacer como dice la canción El viejo Miguel, interpretada por los Hermanos Zuleta y compuesta por Adolfo Pacheco, la cual me hace evocar en alguna oportunidad, estando mal yo en clase de Química, cuando un profesor llamado Jorge, muy bohemio, noble y sincero, nos recitó este verso:
«Hay se acabo el dinero se acabo todo hasta el purrufero
Del techo seguro como el adero de la paloma (bis)
Pero eso no importa por que es mejor empezar de nuevo
Cual la flor silvestre que renovar es mejor su aroma (bis)
Todavía le quedan amigos allá en el pueblo
Y hasta el forastero pregunta por su persona»
Era un gran consejo, encendiendo las luces de mi conocimiento y en especial sabiduría para salir de ese oscuro momento, para convertirme hoy en lo que soy, realizador y periodista.
James: eres un hombre noble y capaz de retomar tu propio triunfo. Eso sí, si confías más en tu ser personal y tu ser profesional. Así no habrá nadie quien te pare, como cuando llevaste al combinado patrio al Mundial de Brasil 2014 y Rusia 2018.
¡Ánimo!
